De entre todas las acciones que podemos llevar a cabo cotidianamente para ser más resilientes, cuidar lo que comemos quizá sea la más potente. Ello nos puede beneficiar tanto a nosotros como al medioambiente. Ahora bien, nuestras decisiones al respecto deben ser tomadas a partir de una aproximación integral al problema de la alimentación globalizada.
Porque si bien la globalización ha permitido una compartición de sabores a escalas antes insospechadas, lo cierto es que también supone la separación cada vez más grande entre nosotros y la producción de alimentos. Y aunque es posible cultivar nuestra propia comida, o bien comprar orgánico o local, rara vez toda nuestra dieta entera puede prescindir de comida cuyo origen desconocemos.
Así que, si queremos una resiliencia dietética integral, es muy buena idea que sepamos cuáles industrias contaminan más (las cuales, además, suelen ser las mismas cuyos productos tienen los peores efectos en nuestra salud). En muchos estudios, diversos investigadores se han encargado de averiguar esto, como en uno de la Universidad de Oxford en donde se estudió el impacto ambiental de más de 38,000 granjas y 1,600 procesadores en 119 países, a partir de métricas sobre la emisión de gases de efecto invernadero (GEI), contaminación ambiental y uso de tierras y recursos naturales.
Según concluyeron los investigadores, este tipo de estudios demuestran que la mejor opción, tanto para la salud del planeta como para la nuestra, es la dieta basada en plantas. La dieta vegana no sólo reduce los GEI sino también la acidificación global, y es menos violenta para la tierra, además de requerir menos recursos naturales.
Por eso, comer menos carne verdaderamente salva los ecosistemas, y realmente puede ser decisivo si queremos evitar la escasez de agua. Y es que este problema también está relacionado con cuánto ha aumentado el consumo de carne y otros productos de origen animal.
Para saber más sobre el impacto de los alimentos en nuestra salud, podemos hacer una pequeña radiografía de los mismos según algunas categorías, y a partir de ahí organizar nuestras necesidades nutricionales.
Alimentos buenos vs alimentos malos: ¿quiénes ganan?
Proteínas
Si bien la carne de res ocupa más territorio y su producción contamina más, otros productos de origen animal, como el queso y el cordero, usan más agua. Aunque también ciertos alimentos de origen vegetal, como los frijoles y las nueces, requieren de mucha agua. Y ni hablar del pescado: la pesca industrial está contaminando los mares, sobre todo debido a la falta de regulación en esta actividad.
Los ganadores proteicos
- Tofu
- Huevos
- Granos
Leche
Entre la leche de vaca y la de soya, la de soya es la más sustentable, pero en exceso la soya podría no ser buena idea, así que si se consume esta leche vegetal es buena idea no consumirla en otros productos. Además, es de los cultivos que han sido objeto de interés para las transnacionales transgénicas como Monsanto, y cuyas consecuencias para nuestra salud no han quedado claras.
La leche ganadora
Lo mejor es hacer tu propia leche vegetal (por ejemplo, de amaranto), pues sea del producto que sea, estarás evadiendo todos los recursos que se gastan en la producción, incluyendo envases y transporte. La leche coco también es buena opción, pues el cultivo de éste requiere menos pesticidas y demanda en general menos recursos naturales.
Productos ricos en almidón
El arroz es el gran perdedor en esta categoría, lo cual es mala noticia para la mitad de la población, que obtiene de este cultivo la mayoría de sus necesidades calóricas. Esto es porque el arroz utiliza 1/3 de las aguas frescas del planeta al año. La avena y las patatas son una mejor opción, por lo menos frente al arroz. De todas formas el almidón es algo que debemos consumir con moderación, y podemos sacarlo de los alimentos mencionados, además de que hay algunos alimentos cuyo cultivo es menos transgresor para la naturaleza.
Los almidones ganadores
- Maíz
- Trigo
- Centeno
- Mandioca
Aceites
Cada vez más se vuelve una idea de sentido común que el aceite de palma es el peor, pues sus consecuencias para el medioambiente son realmente terroríficas (por eso, es clave saber cómo evadirlo). Aunque en este caso ningún aceite resulta ganador, pues el de soya, y también el de olivo, sacaron altos puntajes en las cinco categorías.
Todos estos aceites contienen ingredientes cuya depuración es complicada y costosa. En el caso del aceite de olivo estos deshechos se han vuelto excesivos, y se ha llegado a contaminar cauces de ríos e incluso mares.
Vegetales
En este caso el jitomate es el más contaminante, pues debido a su popularidad se cultiva en zonas no aptas, lo que requiere del uso de mayores recursos. En cambio, otros vegetales necesitan climas menos específicos y de menos cuidados, lo que contribuye a que tengan un menor impacto.
Cultivos ganadores
- Cebolla
- Puerros
- Raíces
Frutas
Para los amantes de las bayas, malas noticias: son las más contaminantes; sólo en el cultivo de manzanas se utiliza más agua. Además, la mayoría de las bayas provienen de Estados Unidos, lo que implica que debemos tomar en cuenta el transporte de esta superfood, y su impacto en la atmósfera.
Las frutas ganadoras
- Plátanos
- Cítricos
Azúcares
El azúcar que resulta ganadora por excelencia es la de remolacha, aunque suele producirse en España, lo cual la hace de difícil acceso (y por eso es menos contaminante, pues no se produce en masa). En general, el azúcar no es nada amigable con el ambiente, pues según diversos estudios de World Wildlife Fund, el azúcar podría ser la mayor responsable de la pérdida de biodiversidad en el planeta. Además, para su producción se usan toneladas de pesticidas. Así que lo mejor para el planeta y para ti es no consumir azúcar.
Bebidas alcohólicas
Las bebidas alcoholicas que utilizan azúcar suelen ser las más contaminantes, pues este cultivo, como ya se mencionó, tiene serias repercusiones para el medioambiente; por eso el ron es de las bebidas cuya producción contamina más, al igual que el tequila comercial. Para la producción de whisky y vodka se usan granos, lo cual es un poco menos contaminante, pero aun así se requiere de grandes extensiones de tierra y producción agrícola.
Así que aquí no hay ganadores, pues para producir vino también se utilizan grandes cantidades de agua y tierras, aunque suele haber procesos más artesanales, mismos que también podemos encontrar en otros productos, como el mezcal, que sin duda son la opción ganadora (siempre y cuando los sepamos elegir).