En México hay unos 40 mil apicultores y gracias al trabajo de estas 40 mil familias nuestro país es el tercer exportador de miel a nivel mundial. Pero la mayor parte de la miel mexicana se exporta a granel, como producto genérico sin identidad
Identidad en varios niveles.
Quizá lo primero que debemos analizar es qué abeja la produjo, puede tratarse de la Apis mellifera –la abeja más conocida, que también se conoce como abeja europea–, o bien pueden ser abejas nativas sin aguijón como la Melipona beecheii y la Scaptotrigona mexicana. Según la especie de abeja que la produce la miel es diferente. También cambia según el ecosistema y la flor visitó: miel amarilla de girasol y de flor de café; miel clara de flores de mangle. El manejo que los apicultores dan al apiario es factor importante, algunos trabajan a pequeña escala y otros a escala industrial; hay quienes movilizan los apiarios de un lado a otro, y quienes trabajan solamente miel orgánica. Otros aspectos intangibles como el ambiente social en el que viven los productores, ya sea que trabajen de manera aislada, en un ejido o en tierras comunales; algunos apicultores y meliponicultores forman parte de cooperativas, otros trabajan por la defensa de su territorio buscando que matenga su vocación campesina, luchan en contra de los monocultivos y hablan con sus vecinos para que reduzcan el uso de insecticidas.
Todo, desde los razgos culturales y la organización de los productores, la estructura del territorio en los diferentes ecosistemas, las flores predominantes en cada época del año y las diferentes especies de abejas confieren identidad a la miel.