El resurgimiento del chicle natural en México

14 Oct. 2020

Un grupo de cooperativas de México se propuso rescatar el chicle natural, elaborado de forma sustentable y que beneficia a las comunidades que lo producen; y lo están logrando.

Originalmente el chicle se extrae de un árbol; ahora están reviviendo esa práctica para hacer chicle natural, artesanal y sustentable.

El chicle proviene del látex que se cosecha del árbol del chicozapote, que crece nativo en la Selva Maya de la península de Yucatán, el norte de Guatemala y una porción de Belice. En los años cincuenta del siglo pasado se encontraron substitutos sintéticos, derivados del petróleo, como el acetato de polivinilo, que reemplazaron al chicle natural en la elaboración de las gomas de mascar y la actividad chiclera decayó drásticamente.

La Unión de Productores de Chicle Natural

Frente a esta crisis, también propiciada por la privatización de la Impulsora y Exportadora Nacional (Impexnal), una empresa estatal que en alianza con el Banco de Comercio Exterior (Bancomext) se ocupaba de  la comercialización de productos mexicanos en el extranjero, el gobierno de Quintana Roo invitó a Manuel Aldrete, que entonces participaba en el Plan Piloto Forestal, a realizar un diagnóstico de la actividad chiclera, reestructurarla y darle rentabilidad.  Se llevaron a cabo infinidad de consultas y reuniones con los chicleros hasta que seis cooperativas decidieron integrar la Unión de Productores de Chicle Natural y se dieron a la tarea de diseñar el modelo de negocio que seguirían. El proyecto avanzó, se sumaron más cooperativas y en 2002 se creó el Consorcio Chiclero que continuaba vendiendo el chicle exclusivamente como materia prima a Japón, Corea e Italia.   

La idea era desarrollar una goma de mascar y dejar de vender únicamente el chicle como materia prima. Las fórmulas de la goma base que elaboraban las grandes empresas norteamericanas eran un ¨secreto industrial¨, y no fueron patentadas para no publicar sus ingredientes y mezclas. El Consorcio Chiclero mexicano demoró cuatro años en desarrollar la formulación, invirtió recursos propios y contó con la valiosa asesoría del químico japonés Hashimoto San hasta que en 2009 nació Chicza como la primera goma de mascar certificada orgánica, biodegradable y 100% mexicana.

Al ejecutar el plan de negocios, los cooperativistas se dieron cuenta de que no podían competir con la goma sintética –el precio del chicle orgánico es 10 veces más alto– y esto los colocaba en otro nicho de mercado. Buscaron socios que les ayudaran a establecer una plataforma de lanzamiento, y con el nombre de “Mayan Rainforest” la nueva comercializadora comenzó a operar. Los primeros cinco años se destinaron a abrir mercado en Europa que es líder en el tema de productos orgánicos. 

Chicza, la marca de chicle que producen cooperativas en Quintana Roo

Actualmente, Chicza se comercializa en 27 países de la Unión Europea, el este europeo, Israel y Medio Oriente, Norteamérica, Asia y Australia, y tiene una red de socios –generalmente emprendedores jóvenes de entre 30 y 40 años– que colocan el producto en supermercados y tiendas de productos orgánicos, naturistas, veganos y gourmet. En Norteamérica Chicza coloca 300 mil unidades, contra los 3 millones de paquetes que vende en Europa. En el Consorcio Chiclero hoy día trabajan 1500 chicleros de 32 cooperativas que producen alrededor de 90 toneladas anuales de chicle, de las que transforman 50 toneladas en goma de mascar Chicza, orgánica, biodegradable y 100% mexicana.

 

 

 

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