Cooperativa indígena Tosepan Titataniske

En la Sierra Norte de Puebla, la cooperativa de productores indígenas Tosepan Titataniske, cuyo nombre significa “unidos venceremos”, cumplió 40 años de su conformación. Actualmente realizan más de 400 asambleas al mes, y tienen más de 30 mil socios del movimiento cooperativo. Su objetivo central es mejorar la calidad de vida de sus socios, manteniendo su identidad cultural y preservando sus recursos.

Para lograrlo han desarrollado en la zona distintos programas de trabajo que responden a las necesidades específicas de las comunidades, en áreas relacionadas con la producción, alimentación, salud, vivienda, educación, comunicaciones y con el mejoramiento de servicios básicos como agua potable, luz y drenaje. Es decir, buscan una vida buena.

Propóleo, mejor que el omeprazol en problemas gástricos.

El propóleo es una mezcla resinosa que las abejas obtienen de las yemas de los árboles, exudados de savia u otras fuentes vegetales y que luego procesan en su colmena como sellante. Con el propóleo refuerzan la estabilidad estructural de la colmena, cierran entradas alternativas y previenen de enfermedades y parásitos. Se conoce que desde tiempos antiguos los egipcios utilizaban el propóleo como parte de los ingredientes para conservar las vísceras de los faraones. 

El propóleo se ha utilizado tradicionalmente por sus propiedades antisépticas y fungicidas y para tratar diversas infecciones. En un proyecto conjunto, investigadores del Instituto Politécnico Nacional (IPN)y de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) identificaron que el propóleo tiene propiedades gastroprotectoras, ya que en caso de una úlcera gástrica ayuda a disminuir el tamaño de las lesiones, detiene las hemorragias y regenera los tejidos. Incluso, sostienen, tiene un efecto superior al omeprazol.

Leticia Garduño Siciliano, investigadora de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB) del IPN, y quien coordina el proyecto, señala que esta investigación busca ofrecer una alternativa natural a las personas con gastritis –actualmente hasta 50% de la población en México está en riesgo de desarrollar úlcera gástrica.

La científica comentó que se administró propóleo en distintas dosis a ratones; en dosis bajas se observó la disminución de la secreción de ácido gástrico y con dos dosis más elevadas se confirmó un efecto superior al omeprazol porque incrementa la producción del moco gástrico que protege naturalmente al estómago. Garduño anunció que en breve publicarán los resultados obtenidos en sus investigaciones en una revista arbitrada de prestigio internacional.

 

Fuente: La Jornada 14 de enero 2020 

¿Para qué sirve el propóleo?

El propóleo es una mezcla resinosa que producen las abejas. Su composición incluye polen, cera, minerales y vitaminas, entre otros. Históricamente el propóleos ha sido muy valorado por las múltiples cualidades y beneficios que tiene para la salud. Algunos de estos los describimos a continuación:

  • Regeneración de tejidos, cicatrización y espinillas: aplicar 1 o 2 gotas sobre la herida y en espinillas aplicar 4 a 5 veces al día.
  • Problemas respiratorios: colocar algunas gotas del extracto en agua hirviendo y hacer inhalaciones del vapor de agua.
  • Dolor de garganta: agrega a una taza de agua de 4 a 5 gotas del extracto haz gárgaras. Esta solución puede usarse varias veces al día.
  • Tos seca o con flema, gripe, sinusitis, amigdalitis: agrega 3 a 4 gotas del extracto a una taza de té, 1 a 2 gotas a una cucharada de miel. Tomarlo varias veces al día.
  • Dolor de muelas: bañar pedazo de algodón con el extracto y ponerlo en la pieza afectada durante algunos minutos. 
  • Infecciones bacterianas: beber 6 gotas del extracto diluidas en un vaso de agua, 3 a 4 veces al día.
  • Como vitamínico: beber 10 gotas del extracto diluidas en agua dos veces al día, durante 8 días continuos. 

*Se recomiendan tratamientos por un máximo de 10 días continuos; algunas personas pueden ser alérgicas al propóleo, la miel de abeja o la jalea real, se recomienda tomar pequeñas dosis de prueba y observar la reacción del organismo.

 

 

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La historia de un café justo y sostenible en México

Hace poco más de treinta años comenzó en Oaxaca una historia increíble que muchos mexicanos no conocen aún. Miles de pequeños productores decidieron unirse para producir y comercializar su propio café, bajo un esquema de comercio justo y producción sustentable.

Así se creó en 1989 la Coordinadora Estatal de Productores de Café de Oaxaca (CEPCO), que desde entonces ha procurado fomentar el desarrollo sustentable y mejorar la calidad de vida de sus familias. Hoy, La Organización & Organic Coffee es la marca que reúne a 42 cooperativas y 4 mil 300 pequeños productores oaxaqueños de café. Gracias a ella miles de familias tienen hoy una mayor calidad de vida, y las seis mil hectáreas que cubren las parcelas de estos pequeños productores están protegidas, pues son tratadas de manera sostenible.

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Algunos pequeños productores, como don Félix, se han asociado en diferentes cooperativas para, organizados y unidos, obtener un mejor precio de venta por su café.

Un café bueno para el entorno, para las comunidades que lo producen y para quien lo consume

La caficultura sostenible ofrece beneficios al medio ambiente, ya que su cultivo bajo sombra mantiene áreas con vegetación que pemiten la conectividad de hábitats, regulan los microclimas, contribuyen a la captación de agua y de carbono y frenan la erosión en las partes altas de las cuencas. La apuesta de CEPCO por el medio ambiente incluye además elementos productivos, sociales y económicos, ya que consideran que los recursos naturales deben ser manejados por las comunidades campesinas, integrando también a mujeres y jóvenes.

Pero las bondades de esta historia no terminan ahí, ya que esta organización no solo impulsa la economía social y el bienestar de sus productores, además de cuidar el medio ambiente y proteger la biodiversidad; también, gracias a esto podemos disfrutar de un café arábiga de sombra, orgánico, cultivado con cariño, cuidadosamente tostado y molido, y amigable con las aves (bird friendly).

 

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Esta pequeña comunidad mexicana conserva el trueque desde hace 500 años

“¡Cambias! ¡cambias!”, se escucha en los pasillos del mercado del domingo de Zacualpan de Amilpas en Morelos. Es uno de los pocos sitios en México que conservan desde hace más de 500 años la manera conocida de comercio más antigua de todas: el trueque.

Desde las 6 de la mañana de los domingos llegan de pueblos y zonas rurales cercanas decenas de personas con sus productos, muchos de ellos alimentos cultivados con técnicas ancestrales. Orgánicamente orgánicos, por así decirlo…

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“Yo tengo 25 años viniendo a truequear. Muchos jóvenes vienen de otros pueblos a cambiar muchas cosas, desde Cuernavaca. Vienen muchos, y ya saben cuándo es el trueque”, me dice Josefina Arias, de 67 años.

El hecho de que persista el trueque en este lugar se ha hecho tan popular que en septiembre se hace la ‘Feria del Trueque’, cuenta.

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“Lo mejor es traer cosas útiles, como aceite, maíz, u otros insumos de la cotidianidad. Le pones un precio, y entonces dependiendo de ello lo cambias por lo que necesitas”, concluye Elinda García de 66 años. A ella lo que más le cambian son los chapulines.

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Aquí es sencillo imaginar el México prístino, el que vivía más ligado a la naturaleza, a la comunidad… Este es una especie de museo viviente, una alternativa auténtica al capitalismo. Y aunque también se truequean muchos productos industrializados, sobreviven la sencillez y grandeza de las artesanías y los productos de la tierra.

 

Esta nota fue originalmente publicada en masdemexico.com

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¿Por qué es importante favorecer el comercio justo al momento de elegir un producto?

Las campanas del libre mercado resonaron con gran fuerza sobre todo en la segunda mitad del siglo pasado. Como si las libertades individuales culminaran y fueran equiparables con el libre mercado, los organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial y economistas como Milton Friedman y Friedrich von Hayek promovieron el neoliberalismo como una panacea y última corona de las libertades.

Sin embargo, como anunciaban algunos intelectuales como Wallerstein, el capitalismo del neoliberalismo sería insostenible porque la ambición por sí misma es desmedida y debe ser regulada (lejos del distanciamiento del Estado que promueve el neoliberalismo). Otro gran ingrediente del neoliberalismo que lo hace insostenible es que se inhumaniza, se vuelve abstracto. Estos supraelementos que son las corporaciones, que se desmenuzan en las bolsas de valores sin pertenecer aparentemente a nadie, hacen que la influencia de estas sea ubicua y a la vez de nadie. Una supraentidad a la que se obedece, se le teme, pero no se le conoce.

Mientras las especulaciones y el lobby en los sistemas políticos favorecen a ciertas empresas, el verdadero mercado, las personas de carne y hueso son dejadas atrás por la liberación de capitales que suelen beneficiar a pocos: los afortunados que saben jugar ese juego por cultura, ambición, perspicacia y en pocos casos, por el azar. Mientras los precios internacionales de los granos fluctúan, por ejemplo, en relación a los grandes productores del mundo, los campesinos locales deben adecuarse a estos cambios aunque estén completamente excluidos de esa dinámica.

Es decir, las reglas que rigen el libre mercado están verdaderamente lejanas a las economías locales a pequeña escala y el neoliberalismo promovido desde muchos gobiernos busca abarcarlo todo, llegar a los más mínimos y recónditos espacios para integrar su dinámica supuestamente buena para todos. Pero, en el caso mexicano, que adoptó las medidas de organismos internacionales como el Banco Mundial, la pobreza persiste desde hace 30 años en los mismos niveles (la mitad de la población), fenómeno que se repite en otros países igualmente endeudados con los organismos internacionales y enfrascados en la falta de oportunidades para sus habitantes, que siguen esperando las promesas del neoliberalismo.

Ante esto, hay quienes voltean a ver a lo pequeño; no los cambios radicales del sistema, sino eso que apenas se va abriendo paso en una sociedad: una mayor conciencia en numerosos aspectos, incluyendo el consumo. La economía solidaria o el comercio justo van creciendo paulatinamente, sin escándalos y con una fortaleza que viene de su legitimidad.

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¿Qué es el comercio justo?

La economía solidaria o comercio justo es un tipo de economía: una forma de producción, consumo y distribución de la riqueza centrada en la valorización del ser humano y no en la priorización del capital.

Sus principales virtudes:

  • Garantizar a los productores y productoras un salario y unas condiciones laborales justas.
  • Asegurar que los niños y niñas no sean explotados; estos pueden ayudar a sus familias, pero en ningún momento se pondrá en riesgo su desarrollo y se asegurará su educación, descanso y el ocio propio de su edad.
  • Las organizaciones productoras deben destinar una parte de sus beneficios a las necesidades básicas de sus comunidades: sanidad, educación, agua, saneamiento y seguridad alimentaria. El comercio justo debe contribuir al desarrollo de toda la comunidad.
  • El funcionamiento de las organizaciones productoras debe estar basado en la participación y la democracia y velará por la igualdad entre hombres y mujeres.
  • Las relaciones comerciales se basarán en el diálogo, la transparencia y el respeto mutuo, asegurando que estas relaciones sean a largo plazo y garanticen el pago una vez formalizado el contrato.
  • La producción se realizará garantizando la protección del medio ambiente.
  • Los productos de comercio justo serán elaborados bajo normas de calidad.

 

¿Por qué favorecer el comercio justo?

Cuando compramos comercio justo solemos favorecer a los pequeños productores, que son justo los que producen en pequeñas escalas, lejos de los procesos industriales tan dañinos. Es decir, los productos de pequeñas cooperativas o campesinos suelen ser mucho más sanos porque, además, deben cumplir ciertos requerimientos de calidad. De esta manera ayudas a que los grandes consorcios no sean los únicos que venden alimentos, por ejemplo, sino que también exista un mercado alternativo que produce alimentos más sanos y desde técnicas tradicionales.

Uno de los grandes problemas del capitalismo neoliberal es que la repartición de la riqueza en la cadena de producción suele ser poco equitativa y más aún, cuando los precios están globalizados. De esta manera, los más marginados han creado con el comercio justo una forma de participar en el capitalismo desde un mercado más informado y consciente, que persigue intereses de justicia y responsabilidad social además de individuales.

Cabe advertir que no todos los productos etiquetados como comercio justo son realmente auténticos. Está probado, por ejemplo en el documental Oro negro, cómo cadenas como Starbucks, Procter & Gamble, Nestlé y Kraft, quienes controlan más de 50% del mercado de 80 mil millones de dólares que genera la industria del café, en realidad abusan de este tipo de conceptos y compran el café a minúsculos precios a los productores, pese a etiquetarse como comercio justo.

Como siempre, quizá la mejor forma de que puedas asegurarte de que el producto que compras sea realmente de comercio justo es que provenga de productores locales cercanos. Recuerda: mientras más se aproximen los productos a la producción a pequeña escala y cercana a tu comunidad, serán más auténticos.

 

Reproducimos esta nota con autorización de ecoosfera.com

El futuro será sólo de las marcas sustentables: consume con conciencia

El verbo consumir tiene hoy una carga negativa. Es entendible porque hemos abusado de este acto, lo hemos practicado de forma insostenible y, a veces, absurda. Pero en realidad todos somos, y seremos, consumidores. Desde el vientre estas consumiendo nutrientes de tu madre, y apenas llegas al mundo, exiges recursos para mantenerte con vida, comenzando por el oxígeno, el agua y el alimento.

Una vez aceptada nuestra naturaleza consumidora, entonces pasamos a lo importante. Un consumo sensible y responsable termina por ser más una especie de intercambio con el entorno y sus recursos que una búsqueda infinita de saciedad ilusoria. Sí, pareciera que la clave está en qué consumes, cómo lo consumes y de quién lo consumes. Y aquí entra una premisa decisiva: necesitamos convertirnos en consumidores, proveedores y productores sustentables (de hecho, tenemos que hacerlo ya).

El rol de las marcas en el futuro del planeta y de la humanidad

La cantidad de recursos que mueven las grandes compañías productoras y proveedoras de servicios es inmensa. Nos referimos a recursos humanos, materiales, económicos y mentales –su incidencia en el imaginario–. Por eso resulta obvio que son un ingrediente esencial en la transformación; dicho de otra forma, si no contamos con ellas (que junto con gobiernos y sociedad civil son las tres grandes fuerzas en las que se ha materializado la humanidad), difícilmente lograremos corresponder a las exigencias actuales.

¿Qué es el greenwashing (o lavado verde) de las marcas?

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Este término se refiere a prácticas decorativas pero no sustanciales y en algunos casos falsas o imprecisas, que algunas marcas presumen para “lavar” su imagen frente al público. El fenómeno surgió hace algunos años, conforme se hizo evidente la necesidad de industrias y mercados mucho más sustentables y así, más consumidores comenzaron a exigir que las marcas dejaran de ser un motor de destrucción y, en cambio, adoptaran políticas que beneficiaran al entorno, tanto social como medioambiental. Los primeros lavadores verdes fueron, como era de esperarse, dos de las compañías más contaminantes del planeta: la petrolera Chevron y la empresa de químicos DuPont. Los esfuerzos de ambas por publicitar, a finales de los 80 y principios de los 90, una responsabilidad social y medioambiental, se contradecían por completo con los efectos medibles de sus respectivas actividades.

El greenwashing generalmente viene acompañado de recursos más destinados a delinear una falsa imagen verde que a ajustar su operación en sintonía con una genuina sustentabilidad. En el peor de los casos, tiene que ver sencillamente con un espíritu rapiñero; en muchos otros responde a una cierta torpeza o incapacidad de adoptar una nueva cultura en su filosofía y procedimientos. Algo similar ocurre, por cierto, entre las personas. A fin de cuentas no es fácil reimaginar tu cultura, sea individual o corporativa. Sin embargo, ya llegamos a un punto donde no tenemos opción: difícil darle sentido a tu existencia, o aspirar a preservar nuestra especie y su entorno si no cambiamos aceleradamente.

Las principales prácticas de greenwashing

Seguramente te has enfrentado a más prácticas de verdosa ficción de las que te imaginas. Por ejemplo, muchos productos que claman ser biodegradables pero no especifican en realidad cuánto tiempo toman en degradarse; otros presumen medidas ecoamigables pero jamás transparentan sus procesos operativos y, por ende, es imposible comprobar que realmente están haciéndolo. También hay productos o servicios ecológicos per se, pero cuyo proceso de producción, a diferencia del producto final, es profundamente nocivo, por ejemplo: un foco LED, cuyo proceso de producción contamina y además explota a los trabajadores. Pero sin duda, la predilecta de algunas marcas es la incursión en campañas de saneamiento o regeneración, incluso acciones masivas, pero cuyos beneficios son minúsculos en proporción al daño que producen sus actividades permanentes. ¿Te suena familiar?

 

¿Cómo acelerar la transición hacia un futuro de marcas sustentables y comprometidas?

Dado que la esencia de una marca tiene como fin primordial vender, el mejor aliciente que puede tener una compañía para hacerse responsable frente al entorno es la preferencia de los consumidores. Es decir, en la medida en que más personas privilegien aquellos productos y servicios que no depreden el ambiente y se preocupen por hacer las cosas bien, más compañías se verán inspiradas y de hecho obligadas a transformarse. Otro ingrediente, aunque más complejo por la cantidad de intereses implícitos, tiene que ver con políticas públicas (un ejemplo es la implementación obligada de un etiquetado transparente que revele al consumidor los componentes y efectos alrededor de un producto).

¿Qué es el consumo responsable?

Básicamente es cuando alguien decide qué consumir bajo un criterio que considere el impacto social, el medioambiental y la calidad de un producto o servicio. El requisito para practicarlo es informarte sobre lo que hay detrás de cada cosa que consumes y siempre privilegiar la calidad por sobre la cantidad (y cuando sea posible, también por sobre el precio). ¿Quién lo produce?, ¿en qué condiciones?, ¿es bueno para ti y para el entorno? Aquí hay que admitir que difícilmente existirá la marca o compañía perfecta. Tenemos que entender que tampoco podemos exigirles, como consumidores, medidas o plazos simplemente inviables. En cambio, tenemos que desarrollar la capacidad de discernir cuando una compañía realmente está apuntando a nuevas políticas.

¿Cómo practicarlo?

Al decidir qué consumirás y a quién se lo vas consumir, premias a quienes están haciéndolo bien. Estos son, obviamente, numerosos productores artesanales y locales, pero también grandes marcas que están sintonizándose con los valores fundamentales en estos tiempos. Para discernir quién lo está haciendo, lee las etiquetas, pero también dedica unos minutos a investigar sobre esa marca o línea. Consulta también información de organizaciones u organismos dedicados a monitorear el asunto. Considera que al consumir responsablemente promueves que otras marcas tengan que cambiar, reconoces a quien ya lo está haciendo y, en suma, alimentas una filosofía más sana y justa de relacionarnos con el entorno.

¿Y las marcas?

Pues tendrán que implementar, en caso de que no lo hayan hecho, un análisis crítico de su impacto integral. Luego, trazar una ruta estratégica, idealmente ambiciosa, para desintoxicar su operación y acercarse a la sustentabilidad. Finalmente, comunicarlo como lo que es: una cualidad adicional que cada vez irá teniendo mayor relevancia para más consumidores. ¿Sabías que más de la mitad del presupuesto de consumo millennial se gasta en productos y marcas sustentables, incluso cuando son más caros?

Las marcas tienen que reimaginar sus narrativas. No nos referimos a los recursos marketingueros, sino a la forma misma de insertarse en la realidad. No es indispensable sacar una “ecolínea” de sus productos, incrustar símbolos ecológicos en sus etiquetas o recurrir a eslóganes verdes. En cambio, se trata de materializar un compromiso y demostrar una sensibilidad frente a las nuevas exigencias. Las marcas deben asumir su responsabilidad y esforzarse por encontrar modelos más eficientes, y no descartemos más rentables, pero que no atenten contra el medioambiente o la salud pública, ni contra la sociedad en su conjunto. Si lo logran, hay millones de consumidores cada día más listos para aplaudirlo.

Reproducimos esta nota con autorización de ecoosfera.com

Los nuevos alimentos en la canasta básica mexicana: por una evolución de la alimentación

México tiene un increíble legado desde su tierra: una alimentación insuperable; muy saludable. El campo mexicano ha sido generoso desde hace milenios. Incluso en la antigüedad, cualquiera podía sobrevivir a base de alimentos altamente beneficiosos como el maíz, el chile y los nopales, a lo cual hay que sumar el placer de comerlos de miles de deliciosas formas. Nombrar estos alimentos, tan atractivamente culturales como necesarios en una dieta equilibrada, hace pensar lo obvio:

Es urgente que México recupere su educación alimentaria.

Sí, esa con la que este país se nutrió y creció a lo largo de los siglos.

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lacritica.org

La forma como nos alimentamos depende de la confluencia de muchos factores; entre ellos están las tradiciones del país que habitamos. Pero si los legados culinarios no se cuidan, y los ingredientes ancestrales no se promueven, la dieta de una nación entera puede ir degradándose paulatinamente. Este ha sido el caso de México, que durante décadas ha experimentado una colonización alimentaria, fruto principalmente de la empresa privada.

Esta nueva alimentación empaquetada nos ha posicionado entre los países con más casos de obesidad y diabetes, e inclusive nos ha orillado, ideológicamente, a olvidar el campo (y todo lo que implica esta problemática).

Sí, la alimentación mexicana actual no es la mejor de todas, pero sin duda retomar esos valores culinarios de nuestra cultura antigua nos puede ayudar a evolucionar nuestros hábitos, estilo de vida y por supuesto, nuestra salud y bienestar colectivo.

Por todo lo anterior,  hoy queremos celebrar en Ecoosfera que la nueva canasta básica ha incluido alimentos más saludables y algunos más mexicanos.

El gobierno de México acaba de agregar 17 nuevos productos a la canasta básica para zonas de alta marginalidad, la cual incluirá importantes cultivos que sin duda evolucionarán la alimentación en México.

Los 17 nuevos productos en esta canasta básica son:

  • Carne de res
  • Carne de pollo
  • Carne de cerdo
  • Pan
  • Huevo fresco
  • Pescado seco
  • Agua purificada para leche en polvo
  • Deshidratado de Jamaica, tamarindo y horchata
  • Complementos alimenticios
  • Garbanzos
  • Chícharos
  • Gelatina
  • Frutas y verduras
  • Cacahuate
  • Ajonjolí
  • Amaranto
  • Chía

¿De qué productos ya constaba esta canasta?

  • Maíz
  • Sal de mesa
  • Frijol
  • Avena
  • Arroz
  • Pasta para sopa
  • Azúcar estándar
  • Harina de trigo
  • Harina de maíz
  • Chocolate en polvo
  • Aceite vegetal comestible
  • Galletas Marías y de animalitos
  • Atún
  • Jabón de lavandería
  • Sardina
  • Jabón de tocador
  • Leche en polvo
  • Papel higiénico
  • Chiles enlatados
  • Detergente en polvo
  • Café soluble
  • Crema dental

Los 3 cultivos clave de la nueva canasta básica

Si bien se agregaron tres nuevos tipos de carne a esta canasta básica –lo cual no es tan buena noticia para el planeta–, lo cierto es que muchos de los nuevos alimentos en ella son una fuente de proteína vegetal, y podrían ayudar a transformar radicalmente la forma en la que nos alimentamos. Te decimos por qué.

 

Amaranto

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Desde hace años, el amaranto ha sido alimento de astronautas, siendo cultivado en el espacio. Según la ONU, es una de las mayores fuentes de proteína de origen vegetal, e indudablemente ha sido clave tanto para el aporte nutricional de generaciones enteras como en la creación de soberanía alimentaria en decenas de países del continente. Por eso, en octubre de 2018 se realizó en Puebla el Primer Congreso Mundial del Amaranto, a partir de lo cual se discutió la importancia estratégica de este cultivo, así como la necesidad de revalorizar la vida campesina y lo que significa para nosotros.

 

Ajonjolí

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El ajonjolí es otra fuente de proteína, pero también es un potente antioxidante debido a sus altos niveles de fitoesteroles. Además, es ampliamente producido en México, lo que beneficiará a muchos pequeños y medianos productores de estados como Guerrero y Oaxaca –cuyos mayores clientes son, por ahora, algunas marcas de shampoo–.

 

Chía

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Pocos lo saben, pero este cultivo era muy apreciado por las culturas prehispánicas. En los últimos tiempos ha cobrado relevancia, ya que su potencia nutricional es enorme. La chía contiene altísimos niveles de omega 3, hierro, fibra y proteína. Por eso la chía se usa, entre otras cosas, para mantener el peso correcto, ya que además proporciona saciedad. Y es muy fácil de incluir en una gran variedad de platillos.

 

Y por supuesto, las frutas y las verduras…

Sin duda, la alimentación en México evolucionará…

Que estos cultivos ancestrales hayan sido agregados a la canasta básica –la cual distribuirán las tiendas de la Seguridad Alimentaria Mexicana–, no sólo es una forma de resguardar nuestras tradiciones y nuestro patrimonio alimenticio. También es una forma de ampliar la conciencia colectiva sobre nutrición y promover nuevos y mejores hábitos.

Además, incluir cultivos como el amaranto puede ayudar a promover una ruralidad moderna, la cual haga atractiva la vida campesina para las nuevas generaciones en México. Esto, de acuerdo con la ONU, es clave para un futuro sustentable. Y no sólo en nuestro país, sino en el mundo.

Pero queda pendiente que esta ampliación alcance también a la canasta básica del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Esta canasta consta de 82 productos y es realizada a partir de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares. No incluye amaranto, chía ni ajonjolí, lo cual demuestra que la mayoría de la población no consume estos superalimentos (y eso debe cambiar).

 

* Imágenes: 1) Puente México; 2, 3) CC; 4) Flickr treehouse1977

 

Esta nota fue originalmente publicada en ecoosfera.com

4 comunidades indígenas que defienden los recursos naturales en México

Una oportunidad para detener el actual movimiento hacia la destrucción de la naturaleza y la desigualdad es plantearse la ecología como una prioridad de base social. Al respecto, Víctor M. Toledo comenta:

México es una de las sociedades con los mayores (índices) de riesgo en el mundo, es el resultado de un conjunto de proyectos que bajo la ideología de la modernidad siembran la destrucción en la naturaleza y el ambiente casi de manera automática. La sociedad mexicana es testigo de la destrucción de nuestro ecosistema: extinción de fuentes de agua, desquiciamiento de equilibrios naturales, abatimiento o desaparición de especies, vegetaciones y paisajes, envenenamiento de aire, manantiales, suelos, alimentos, etcétera.

En la organización comunitaria y el buen uso de los recursos naturales podemos encontrar soluciones a la pobreza, la alimentación, los desastres naturales, el cambio climático, etc. Pero insistimos en malgastar nuestros esfuerzos en exigir y suplicarle, a aquellos que no desean cambiar las cosas, que lo hagan. El reto es: ¿por qué no cambiarlo nosotros?

Existen ejemplos a nivel mundial que están tratando de solucionar la crisis desde otra perspectiva, con una propuesta que se aleja del modelo de “desarrollo” actual siendo cada habitante partícipe activo del cambio, partiendo desde la base, que es modificar el estilo de vida. Representando un sistema alternativo que propone experiencias comunitarias de pequeña escala, intentando construir la sustentabilidad a nivel local en armonía con su entorno natural.

Toledo, en su colección de ensayos presentados en el libro Ecocidio en México: la batalla final es por la vida, estima que en el país el número de proyectos e iniciativas comunitarias alcanza los 1,040 en tan sólo cinco estados de la república: Quintana Roo, Oaxaca, Puebla, Chiapas y Michoacán. Aquí las comunidades locales desarrollan alternativas de vida mediante la articulación con la naturaleza, en defensa del territorio de proyectos mineros, hidráulicos, energéticos, turísticos, agrícolas, químicos y biotecnológicos (transgénicos) que ponen en peligro sus recursos naturales, cultura, memoria, historia, territorio, etcétera.

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A continuación, te compartimos cuatro ejemplos de estas iniciativas:

* Cuetzalan, Puebla: Este modelo es un gran ejemplo de lucha contra la destrucción del planeta provocada por la civilización industrial. La Sierra Norte de Puebla es una región rica en recursos naturales, paisajes, cultura e historia. Ante la amenaza de proyectos destructivos de los recursos naturales y la cultura de la región, la comunidad logró detener un megaproyecto turístico en 2009 y la aprobación del Ordenamiento Ecológico de Cuetzalan (OE) para la defensa de su territorio, con lo que cualquier proyecto o iniciativa privada, internos o externos, están obligados por ley a proteger los recursos naturales de la zona. Además la organización Tosepan Titaniske (Unidos Venceremos, en náhuatl), reúne actualmente a más de 20,000 familias nahuas y totonacas en ocho cooperativas y dos asociaciones civiles, lo que la convierte en un referente de organización comunitaria a nivel nacional e internacional.

* Comunidades indígenas de Cherán (purépecha) y Donaciano Ojeda (mazahua), Michoacán: Impulsan proyectos productivos, forestales, agroecológicos, sociales y culturales para beneficio de sus comunidades. La comunidad indígena de Donaciano Ojeda es un ejemplo de compromiso con el manejo forestal sustentable, y cuentan con reglamentos internos de uso y manejo de recursos naturales que han sido reconocidos a nivel regional.

* Nuevo San Juan, Uruapan: Durante más de 30 años han logrado consolidar un proyecto de autogestión basado en la democracia participativa, la conservación de los bosques y el rescate de la cultura y la historia. Nuevo San Juan es un referente nacional e internacional de control comunitario de los recursos naturales que ha permitido elevar la calidad de vida de sus habitantes. Un ejemplo exitoso es esta cooperativa.

El caos global, que sacude cada vez con más frecuencia a las sociedades, siempre es doble: ambiental y social. Según John Ackerman:

Las grandes crisis suelen generar ideas profundas (…), es por eso que nos encontramos en un momento en México y el mundo, ideal para imaginar y construir nuevas coordenadas para la acción y la esperanza.

La iniciativa y la organización comunitaria pueden hacer el cambio para garantizar el uso responsable de nuestros recursos naturales, conservar nuestra cultura y mejorar nuestra calidad de vida. No existe diferencia entre comunidades rurales y urbanas, podemos inspirarnos en casos como estos, que son algunos ejemplos de innumerables muestras de que la organización y el bienestar social están ligados directamente al cuidado de los recursos naturales.

Estamos en un momento de la historia en el que no hay vuelta atrás: es indispensable tomar conciencia de nuestra especie, recobrar el sentido de origen y nuestra pertenencia al mundo de la naturaleza. Restablecer un comportamiento solidario con nuestros semejantes (todos los organismos que forman parte del ecosistema) y edificar una ética de la supervivencia basada en la cooperación, la organización, la comunicación y la comprensión. ¿Para salvar el planeta? No. Para nosotros mismos, para ser más felices en nuestro día siendo coherentes con nuestras ideas, empáticos con lo que nos rodea y orgullosos de la realidad que estamos construyendo.

Te invitamos a conocer las distintas propuestas y organizaciones que formamos parte de la Red Ambiental Mexicana y sumarte a la que empate más con tus prioridades, pero sumarte al fin, que es la única manera en la que desde la sociedad civil podremos construir esa realidad que queremos y de la que nos enorgullezca formar parte.

 

Esta nota fue originalmente publicada en ecoosfera.com

7 claves para que México sea un país sustentable

Para que México sea un país sostenible es necesario un esfuerzo conjunto. El desarrollo sustentable no sólo abarca el concepto amplio de desarrollo respetuoso con el medio ambiente, sino que también se centra en el desarrollo socialmente justo. Una sociedad más justa se puede alcanzar contribuyendo desde formas individuales, y exigiendo de las instituciones acción y conciencia en este rubro.

Nuestro país es una región megadiversa. Según el Environmental Performance Reviews de la OECD, “se estima que en México se encuentra representado el 12% de la diversidad terrestre del planeta. Ocupa el primer lugar en el mundo en riqueza de reptiles, el segundo en mamíferos y el cuarto en anfibios y plantas”. ¿No crees que vale la pena preservar tan importante patrimonio? Podemos hacerlo aprendiendo más sobre sustentabilidad, y la educación formal e informal es un fuerte catalizador.

desarrollo sustentable

El bienestar de futuras generaciones

El concepto de desarrollo sustentable (o sostenible) remite al propósito de mejorar los modelos de producción, a modo de satisfacer las necesidades actuales, sin comprometer el bienestar de las generaciones futuras debido a un manejo inadecuado o irresponsable de los recursos existentes. Los objetivos que comentó el director del Earth Institute de la Universidad de Columbia, Jeffrey Sachs, para que México tenga un desarrollo sostenible, son:

Acrecentar el bajo uso de energías renovables, romper con el alto nivel de desempleo, superar el poco uso de Internet y combatir la alta inseguridad que impera en el país; además de lograr algunas de las metas establecidas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), entre las que se encuentran: ganar el combate a la obesidad, aminorar la alta desigualdad e incrementar la investigación.

Así, para asegurar el bienestar de futuras generaciones es necesario hacer elecciones más conscientes desde ahora, atender nuestro presente.

como hacer sustentable Mexico sustentabilidad

El desarrollo sostenible es un compromiso que tanto los países avanzados como los rezagados consideran prioritario. A continuación puedes ver una lista sucinta de las claves para que México sea un país sustentable junto con las demás naciones:

 

1. Uso responsable y eficiente de recursos, principalmente el agua. A veces parecen obviedades, pero no está de más recordar que el agua es vital y que el tratamiento de aguas negras es fundamental para proteger ríos y mares, así como para el campo y la salud pública en las ciudades. En este rubro, la capital mexicana es un ejemplo de descuido y uso desmesurado del agua, dejando de lado que se trata de una urbe que consume este líquido desde otras regiones aledañas (como es el caso de la cuenca Amanalco y el Valle de Toluca), donde muchas otras localidades no cuentan con la cantidad básica de agua. Este es, sin duda, uno de los problemas más graves en México y a nivel mundial. Al país le urge tomar medidas inmediatas, tanto para hacer conciencia en la población como para emitir soluciones sostenibles a la escasez de agua, por ejemplo, con el uso de nuevas tecnologías que captan el agua de lluvia.

Por otro lado, es bien sabido que la empresa privada lidera el mayor consumo y contaminación de agua en el país. En este contexto, el gobierno mexicano debe emitir medidas contundentes y coercitivas para detener el problema, y no permitir que las transnacionales acaparen este recurso natural que pertenece a la población.

 

2. Uso de energías verdes y tecnologías limpias. Para reparar los daños que causa la contaminación, las tecnologías limpias deben incorporarse y ser asequibles para más y más habitantes. La energía solar, eólica, e incluso la energía nuclear bajo altos estándares de supervisión, pueden ser una alternativa a los combustibles fósiles. El gobierno mexicano debe priorizar el uso de energías limpias en el sector público, y exigir a la empresa privada que reduzca su impacto ambiental al mínimo con el uso de tecnologías inteligentes, así como verificar que se hagan efectivos los bonos verdes. La empresa privada es uno de los agentes mas contaminantes de los ecosistemas en México; urge priorizar su revisión y adecuación hacia un futuro sostenible.

 

3. Protección de comunidades regionales y de la biodiversidad. El cambio climático impone retos para preservar tanto el patrimonio natural como humano de algunas culturas indígenas, quienes muchas veces viven de la agricultura y los bosques, y al alterarse los ecosistemas o estar más vulnerables a desastres naturales, su subsistencia se ve afectada. Por otro lado, son las etnias indígenas y las comunidades locales quienes, en su mayoría, preservan la biodiversidad de su territorio, con cuidados ancestrales o técnicas innovadoras y sustentables en conjunto con las autoridades locales. A México le toca reforzar estas prácticas sostenibles que están liderando las localidades, haciendo uso de las leyes correspondientes para beneficiar a estos grupos.

 

4. Reciclaje. Hace falta darle un mayor peso a la separación de basura y el reciclaje, pero sobre todo hace falta fabricar más cultura en torno al tema. Reutilizar materiales de uso masivo (plástico, cartón, fibras sintéticas, etc.) es fundamental para la sustentabilidad. Clasificar los residuos y restringir el consumo de productos no biodegradables es algo en lo que todos podemos contribuir. En el caso de la Ciudad de México, grandes cantidades de basura se infiltran por las redes del alcantarillado, provocando masivas inundaciones. En las costas, existen muchas playas cuyos tóxicos por contaminación de basura son altos, sin mencionar que la cantidad de plástico que inunda los océanos podría llegar a ser mayor que el número de peces para el año 2050. Las consecuencias van desde riesgo de especies en extinción hasta intoxicación humana por consumo de animales marinos.

 

5. Reparación de daños al medio ambiente. No basta con pensar a futuro. Resarcir y reparar los daños en algunos hábitats aún es posible, al igual que rescatar y proteger especies animales, así como plantas. Para ello el rigor científico es definitivo; se debe involucrar a especialistas en iniciativas privadas y gubernamentales y asesorar a la comunidad para salvar especies, proteger ecosistemas, reforestar o devolver la vida a los suelos degradados, entre otras muchas acciones ambientales donde todo ciudadano puede estar involucrado.

 

6. Mejorar la calidad de vida de la sociedad. Como ya habíamos mencionado, sin educación, formal e informal, la calidad de vida se pone anémica. Es decir, tanto en la escuela (sin importar el grado de escolaridad) como en otros espacios de diálogo e intercambio de información, la calidad de vida sostenible debe ser una aspiración legítima para cualquiera, sin importar la clase social.

 

7. Retomar, impulsar y proteger el campo. Sin duda, el paso máximo de México hacia la sustentabilidad reside en el campo. Una práctica milenaria, la fuente de alimento de millones de personas y un sector que enfrenta numerosos retos en cuanto a calidad y apoyo a la industria local. En este contexto, el gobierno mexicano debe implementar medidas de apoyo e impulso a la producción local, es decir, a las comunidades que viven de esta práctica. Por otro lado es primordial hacer énfasis en el consumo responsable, privilegiando los productos locales, artesanales o con el sello Hecho en México, empoderando de esta forma la producción nacional a pequeña y gran escala.

 

 

Esta nota fue originalmente publicada en ecoosfera.com