¿Para qué sirve el propóleo?

El propóleo es una mezcla resinosa que producen las abejas. Su composición incluye polen, cera, minerales y vitaminas, entre otros. Históricamente el propóleos ha sido muy valorado por las múltiples cualidades y beneficios que tiene para la salud. Algunos de estos los describimos a continuación:

  • Regeneración de tejidos, cicatrización y espinillas: aplicar 1 o 2 gotas sobre la herida y en espinillas aplicar 4 a 5 veces al día.
  • Problemas respiratorios: colocar algunas gotas del extracto en agua hirviendo y hacer inhalaciones del vapor de agua.
  • Dolor de garganta: agrega a una taza de agua de 4 a 5 gotas del extracto haz gárgaras. Esta solución puede usarse varias veces al día.
  • Tos seca o con flema, gripe, sinusitis, amigdalitis: agrega 3 a 4 gotas del extracto a una taza de té, 1 a 2 gotas a una cucharada de miel. Tomarlo varias veces al día.
  • Dolor de muelas: bañar pedazo de algodón con el extracto y ponerlo en la pieza afectada durante algunos minutos. 
  • Infecciones bacterianas: beber 6 gotas del extracto diluidas en un vaso de agua, 3 a 4 veces al día.
  • Como vitamínico: beber 10 gotas del extracto diluidas en agua dos veces al día, durante 8 días continuos. 

*Se recomiendan tratamientos por un máximo de 10 días continuos; algunas personas pueden ser alérgicas al propóleo, la miel de abeja o la jalea real, se recomienda tomar pequeñas dosis de prueba y observar la reacción del organismo.

 

 

El mezcal, el tequila y el cacao: alimentos mexicanos que podrían desaparecer junto con las abejas

El desequilibrio ambiental y el radical cambio climático que, según la ONU, será irreversible para el año 2030 si no hacemos nada ahora, puede significar nuestra extinción en el largo plazo. Pero en el corto plazo, esto puede dejarnos sin nuestros alimentos favoritos. Y es que el 80% de las plantas silvestres y el 70% de los cultivos dependen de la polinización y –¡oh, sorpresa!– nuestras principales polinizadoras, las abejas, están muriendo.

En una investigación realizada por científicos de la UNAM se concluyó que alimentos clave en la tradición culinaria mexicana, como el mezcal, el tequila, el cacao, el café, el chile y el frijol están en riesgo de desaparecer. O por lo menos, de escasear severamente en poco tiempo.

Según dijo César Domínguez Pérez-Tejada, director general de Divulgación de la Ciencia, durante la ceremonia de apertura de la exposición Vínculos invisibles. Polinizadores y biodiversidad, en Universum, 236 especies de plantas que nutren a la especie humana dependen de la polinización –realizada por abejas, avispas, mariposas y murciélagos, entre otros– y otras tantas, que se utilizan tanto en la medicina tradicional como en la farmacéutica, también están en riesgo.

El patrimonio culinario y nuestra medicina tradicional están en riesgo.

Esto nos pone a pensar en el riesgo en el que, en todo el mundo, la crisis ambiental está poniendo a la nutrición humana. Y también al peligro inminente de extinción en el que se encuentran decenas de tradiciones culinarias. Y ni hablar de todas las costumbres que rodean a la alimentación. Entre las bebidas que están en riesgo, el café, el tequila y el mezcal son tres que son indispensables para cientos de rituales. La extinción de las abejas será, así, la extinción de muchas de nuestras costumbres. Y, lamentablemente, en México las abejas se están extinguiendo a un ritmo vertiginoso: según investigadores de la UNAM, hemos perdido 1,600 millones de abejas en sólo 4 años.

 

Casos paradigmáticos

¿Tendremos que resignarnos a polinizar a mano? Parece que así será la distópica agricultura del futuro. No obstante, esto no sería nuevo, pues lamentablemente ya ha pasado.

En el suroeste de China, los cultivos de manzana y arroz vivieron una peculiar crisis. Ésta fue consecuencia de una sobredosis de plaguicida sobre los cultivos, lo que no sólo extinguió a las plagas, sino a las abejas. Esto orilló a los campesinos a polinizar ellos mismos cada planta de manera manual, una por una. Esto demuestra que la extinción de abejas, avispas y otros polinizadores podría trastocar la agricultura desde su técnica misma, afectando la productividad y provocando que cada vez haya menos alimentos disponibles. Eso, por supuesto, en caso de que distópicamente se aplicaran a nivel mundial las mismas técnicas improvisadas que se aplicaron en China debido a la negligencia de la industria alimenticia.

Sea como sea, el panorama es desolador, y seguramente implicará que la alimentación como la conocemos cambie radicalmente si no hacemos nada. ¿Quién diría que la crisis ambiental afectaría incluso a nuestro paladar?

 

Esta nota fue originalmente publicada en ecoosfera.com