En la Sierra Norte de Puebla, la cooperativa de productores indígenas Tosepan Titataniske, cuyo nombre significa “unidos venceremos”, cumplió 40 años de su conformación. Actualmente realizan más de 400 asambleas al mes, y tienen más de 30 mil socios del movimiento cooperativo. Su objetivo central es mejorar la calidad de vida de sus socios, manteniendo su identidad cultural y preservando sus recursos.
Para lograrlo han desarrollado en la zona distintos programas de trabajo que responden a las necesidades específicas de las comunidades, en áreas relacionadas con la producción, alimentación, salud, vivienda, educación, comunicaciones y con el mejoramiento de servicios básicos como agua potable, luz y drenaje. Es decir, buscan una vida buena.
El propóleo es una mezcla resinosa que producen las abejas. Su composición incluye polen, cera, minerales y vitaminas, entre otros. Históricamente el propóleos ha sido muy valorado por las múltiples cualidades y beneficios que tiene para la salud. Algunos de estos los describimos a continuación:
Regeneración de tejidos, cicatrización y espinillas: aplicar 1 o 2 gotas sobre la herida y en espinillas aplicar 4 a 5 veces al día.
Problemas respiratorios: colocar algunas gotas del extracto en agua hirviendo y hacer inhalaciones del vapor de agua.
Dolor de garganta: agrega a una taza de agua de 4 a 5 gotas del extracto haz gárgaras. Esta solución puede usarse varias veces al día.
Tos seca o con flema, gripe, sinusitis, amigdalitis: agrega 3 a 4 gotas del extracto a una taza de té, 1 a 2 gotas a una cucharada de miel. Tomarlo varias veces al día.
Dolor de muelas: bañar pedazo de algodón con el extracto y ponerlo en la pieza afectada durante algunos minutos.
Infecciones bacterianas: beber 6 gotas del extracto diluidas en un vaso de agua, 3 a 4 veces al día.
Como vitamínico: beber 10 gotas del extracto diluidas en agua dos veces al día, durante 8 días continuos.
*Se recomiendan tratamientos por un máximo de 10 días continuos; algunas personas pueden ser alérgicas al propóleo, la miel de abeja o la jalea real, se recomienda tomar pequeñas dosis de prueba y observar la reacción del organismo.
México tiene un increíble legado desde su tierra: una alimentación insuperable; muy saludable. El campo mexicano ha sido generoso desde hace milenios. Incluso en la antigüedad, cualquiera podía sobrevivir a base de alimentos altamente beneficiosos como el maíz, el chile y los nopales, a lo cual hay que sumar el placer de comerlos de miles de deliciosas formas. Nombrar estos alimentos, tan atractivamente culturales como necesarios en una dieta equilibrada, hace pensar lo obvio:
Es urgente que México recupere su educación alimentaria.
Sí, esa con la que este país se nutrió y creció a lo largo de los siglos.
La forma como nos alimentamos depende de la confluencia de muchos factores; entre ellos están las tradiciones del país que habitamos. Pero si los legados culinarios no se cuidan, y los ingredientes ancestrales no se promueven, la dieta de una nación entera puede ir degradándose paulatinamente. Este ha sido el caso de México, que durante décadas ha experimentado una colonización alimentaria, fruto principalmente de la empresa privada.
Esta nueva alimentación empaquetada nos ha posicionado entre los países con más casos de obesidad y diabetes, e inclusive nos ha orillado, ideológicamente, a olvidar el campo (y todo lo que implica esta problemática).
Sí, la alimentación mexicana actual no es la mejor de todas, pero sin duda retomar esos valores culinarios de nuestra cultura antigua nos puede ayudar a evolucionar nuestros hábitos, estilo de vida y por supuesto, nuestra salud y bienestar colectivo.
Por todo lo anterior, hoy queremos celebrar en Ecoosfera que la nueva canasta básica ha incluido alimentos más saludables y algunos más mexicanos.
El gobierno de México acaba de agregar 17 nuevos productos a la canasta básica para zonas de alta marginalidad, la cual incluirá importantes cultivos que sin duda evolucionarán la alimentación en México.
Los 17 nuevos productos en esta canasta básica son:
Carne de res
Carne de pollo
Carne de cerdo
Pan
Huevo fresco
Pescado seco
Agua purificada para leche en polvo
Deshidratado de Jamaica, tamarindo y horchata
Complementos alimenticios
Garbanzos
Chícharos
Gelatina
Frutas y verduras
Cacahuate
Ajonjolí
Amaranto
Chía
¿De qué productos ya constaba esta canasta?
Maíz
Sal de mesa
Frijol
Avena
Arroz
Pasta para sopa
Azúcar estándar
Harina de trigo
Harina de maíz
Chocolate en polvo
Aceite vegetal comestible
Galletas Marías y de animalitos
Atún
Jabón de lavandería
Sardina
Jabón de tocador
Leche en polvo
Papel higiénico
Chiles enlatados
Detergente en polvo
Café soluble
Crema dental
Los 3 cultivos clave de la nueva canasta básica
Si bien se agregaron tres nuevos tipos de carne a esta canasta básica –lo cual no es tan buena noticia para el planeta–, lo cierto es que muchos de los nuevos alimentos en ella son una fuente de proteína vegetal, y podrían ayudar a transformar radicalmente la forma en la que nos alimentamos. Te decimos por qué.
Amaranto
Desde hace años, el amaranto ha sido alimento de astronautas, siendo cultivado en el espacio. Según la ONU, es una de las mayores fuentes de proteína de origen vegetal, e indudablemente ha sido clave tanto para el aporte nutricional de generaciones enteras como en la creación de soberanía alimentaria en decenas de países del continente. Por eso, en octubre de 2018 se realizó en Puebla el Primer Congreso Mundial del Amaranto, a partir de lo cual se discutió la importancia estratégica de este cultivo, así como la necesidad de revalorizar la vida campesina y lo que significa para nosotros.
Que estos cultivos ancestrales hayan sido agregados a la canasta básica –la cual distribuirán las tiendas de la Seguridad Alimentaria Mexicana–, no sólo es una forma de resguardar nuestras tradiciones y nuestro patrimonio alimenticio. También es una forma de ampliar la conciencia colectiva sobre nutrición y promover nuevos y mejores hábitos.
Además, incluir cultivos como el amaranto puede ayudar a promover una ruralidad moderna, la cual haga atractiva la vida campesina para las nuevas generaciones en México. Esto, de acuerdo con la ONU, es clave para un futuro sustentable. Y no sólo en nuestro país, sino en el mundo.
Pero queda pendiente que esta ampliación alcance también a la canasta básica del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Esta canasta consta de 82 productos y es realizada a partir de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares. No incluye amaranto, chía ni ajonjolí, lo cual demuestra que la mayoría de la población no consume estos superalimentos (y eso debe cambiar).
En una investigación realizada por científicos de la UNAM se concluyó que alimentos clave en la tradición culinaria mexicana, como el mezcal, el tequila, el cacao, el café, el chile y el frijol están en riesgo de desaparecer. O por lo menos, de escasear severamente en poco tiempo.
Según dijo César Domínguez Pérez-Tejada, director general de Divulgación de la Ciencia, durante la ceremonia de apertura de la exposición Vínculos invisibles. Polinizadores y biodiversidad, en Universum, 236 especies de plantas que nutren a la especie humana dependen de la polinización –realizada por abejas, avispas, mariposas y murciélagos, entre otros– y otras tantas, que se utilizan tanto en la medicina tradicional como en la farmacéutica, también están en riesgo.
El patrimonio culinario y nuestra medicina tradicional están en riesgo.
Esto nos pone a pensar en el riesgo en el que, en todo el mundo, la crisis ambiental está poniendo a la nutrición humana. Y también al peligro inminente de extinción en el que se encuentran decenas de tradiciones culinarias. Y ni hablar de todas las costumbres que rodean a la alimentación. Entre las bebidas que están en riesgo, el café, el tequila y el mezcal son tres que son indispensables para cientos de rituales. La extinción de las abejas será, así, la extinción de muchas de nuestras costumbres. Y, lamentablemente, en México las abejas se están extinguiendo a un ritmo vertiginoso: según investigadores de la UNAM, hemos perdido 1,600 millones de abejas en sólo 4 años.
Casos paradigmáticos
¿Tendremos que resignarnos a polinizar a mano? Parece que así será la distópica agricultura del futuro. No obstante, esto no sería nuevo, pues lamentablemente ya ha pasado.
En el suroeste de China, los cultivos de manzana y arroz vivieron una peculiar crisis. Ésta fue consecuencia de una sobredosis de plaguicida sobre los cultivos, lo que no sólo extinguió a las plagas, sino a las abejas. Esto orilló a los campesinos a polinizar ellos mismos cada planta de manera manual, una por una. Esto demuestra que la extinción de abejas, avispas y otros polinizadores podría trastocar la agricultura desde su técnica misma, afectando la productividad y provocando que cada vez haya menos alimentos disponibles. Eso, por supuesto, en caso de que distópicamente se aplicaran a nivel mundial las mismas técnicas improvisadas que se aplicaron en China debido a la negligencia de la industria alimenticia.
Sea como sea, el panorama es desolador, y seguramente implicará que la alimentación como la conocemos cambie radicalmente si no hacemos nada. ¿Quién diría que la crisis ambiental afectaría incluso a nuestro paladar?
De entre todas las acciones que podemos llevar a cabo cotidianamente para ser más resilientes, cuidar lo que comemos quizá sea la más potente. Ello nos puede beneficiar tanto a nosotros como al medioambiente. Ahora bien, nuestras decisiones al respecto deben ser tomadas a partir de una aproximación integral al problema de la alimentación globalizada.
Porque si bien la globalización ha permitido una compartición de sabores a escalas antes insospechadas, lo cierto es que también supone la separación cada vez más grande entre nosotros y la producción de alimentos. Y aunque es posible cultivar nuestra propia comida, o bien comprar orgánico o local, rara vez toda nuestra dieta entera puede prescindir de comida cuyo origen desconocemos.
Así que, si queremos una resiliencia dietética integral, es muy buena idea que sepamos cuáles industrias contaminan más (las cuales, además, suelen ser las mismas cuyos productos tienen los peores efectos en nuestra salud). En muchos estudios, diversos investigadores se han encargado de averiguar esto, como en uno de la Universidad de Oxford en donde se estudió el impacto ambiental de más de 38,000 granjas y 1,600 procesadores en 119 países, a partir de métricas sobre la emisión de gases de efecto invernadero (GEI), contaminación ambiental y uso de tierras y recursos naturales.
Según concluyeron los investigadores, este tipo de estudios demuestran que la mejor opción, tanto para la salud del planeta como para la nuestra, es la dieta basada en plantas. La dieta vegana no sólo reduce los GEI sino también la acidificación global, y es menos violenta para la tierra, además de requerir menos recursos naturales.
Para saber más sobre el impacto de los alimentos en nuestra salud, podemos hacer una pequeña radiografía de los mismos según algunas categorías, y a partir de ahí organizar nuestras necesidades nutricionales.
Alimentos buenos vs alimentos malos: ¿quiénes ganan?
Proteínas
Si bien la carne de res ocupa más territorio y su producción contamina más, otros productos de origen animal, como el queso y el cordero, usan más agua. Aunque también ciertos alimentos de origen vegetal, como los frijoles y las nueces, requieren de mucha agua. Y ni hablar del pescado: la pesca industrial está contaminando los mares, sobre todo debido a la falta de regulación en esta actividad.
Los ganadores proteicos
Tofu
Huevos
Granos
Leche
Entre la leche de vaca y la de soya, la de soya es la más sustentable, pero en exceso la soya podría no ser buena idea, así que si se consume esta leche vegetal es buena idea no consumirla en otros productos. Además, es de los cultivos que han sido objeto de interés para las transnacionales transgénicas como Monsanto, y cuyas consecuencias para nuestra salud no han quedado claras.
El arroz es el gran perdedor en esta categoría, lo cual es mala noticia para la mitad de la población, que obtiene de este cultivo la mayoría de sus necesidades calóricas. Esto es porque el arroz utiliza 1/3 de las aguas frescas del planeta al año. La avena y las patatas son una mejor opción, por lo menos frente al arroz. De todas formas el almidón es algo que debemos consumir con moderación, y podemos sacarlo de los alimentos mencionados, además de que hay algunos alimentos cuyo cultivo es menos transgresor para la naturaleza.
Los almidones ganadores
Maíz
Trigo
Centeno
Mandioca
Aceites
Cada vez más se vuelve una idea de sentido común que el aceite de palma es el peor, pues sus consecuencias para el medioambiente son realmente terroríficas (por eso, es clave saber cómo evadirlo). Aunque en este caso ningún aceite resulta ganador, pues el de soya, y también el de olivo, sacaron altos puntajes en las cinco categorías.
Todos estos aceites contienen ingredientes cuya depuración es complicada y costosa. En el caso del aceite de olivo estos deshechos se han vuelto excesivos, y se ha llegado a contaminar cauces de ríos e incluso mares.
Vegetales
En este caso el jitomate es el más contaminante, pues debido a su popularidad se cultiva en zonas no aptas, lo que requiere del uso de mayores recursos. En cambio, otros vegetales necesitan climas menos específicos y de menos cuidados, lo que contribuye a que tengan un menor impacto.
El azúcar que resulta ganadora por excelencia es la de remolacha, aunque suele producirse en España, lo cual la hace de difícil acceso (y por eso es menos contaminante, pues no se produce en masa). En general, el azúcar no es nada amigable con el ambiente, pues según diversos estudios de World Wildlife Fund, el azúcar podría ser la mayor responsable de la pérdida de biodiversidad en el planeta. Además, para su producción se usan toneladas de pesticidas. Así que lo mejor para el planeta y para ti es no consumir azúcar.
Bebidas alcohólicas
Las bebidas alcoholicas que utilizan azúcar suelen ser las más contaminantes, pues este cultivo, como ya se mencionó, tiene serias repercusiones para el medioambiente; por eso el ron es de las bebidas cuya producción contamina más, al igual que el tequila comercial. Para la producción de whisky y vodka se usan granos, lo cual es un poco menos contaminante, pero aun así se requiere de grandes extensiones de tierra y producción agrícola.
Así que aquí no hay ganadores, pues para producir vino también se utilizan grandes cantidades de agua y tierras, aunque suele haber procesos más artesanales, mismos que también podemos encontrar en otros productos, como el mezcal, que sin duda son la opción ganadora (siempre y cuando los sepamos elegir).
El pasado viernes 10 de febrero se llevó a cabo el Segundo Congreso Nacional del Amaranto en el Palacio Legislativo de San Lázaro, mismo que fue convocado por el Grupo de Enlace para la Promoción del Amaranto en México y la Cámara de Diputados y; con el objetivo de analizar y evaluar la situación actual, las perspectivas y retos de la cadena productiva del amaranto para generar políticas públicas para su desarrollo y fortalecimiento sustentable, logrando al mismo tiempo su reconocimiento e importancia como elemento fundamental de la seguridad y la soberanía alimentaria.
Durante el evento se contó con la participación de más de 350 personas de diversos estados de la república mexicana quienes estuvieron atentos en las 4 mesas que se desarrollaron a lo largo del día donde se trataron los siguientes temas:
El Amaranto en la Seguridad y la Soberanía Alimentaria
Estrategias para la promoción del cultivo y consumo del Amaranto
Desarrollo de la investigación y la innovación en la cadena de valor del Amaranto
Políticas públicas y marco legal para la protección de las especies.
Los paneles contaron con la participación de distintos productores, transformadores de amaranto al igual que especialistas en los temas que dieron pie a una nutrida discusión con el público presente.
Al finalizar el Congreso se realizó la Declaratoria del mismo en la que se resaltaron los siguientes acuerdos:
El grupo de enlace para la promoción del amaranto en México, los legisladores del grupo parlamentario de MORENA, productores, miembros de la academia, transformadores y otros actores de la cadena de valor, reconocemos el amaranto como un bien biocultural que tuvo gran importancia, agrícola y alimentaria para las civilizaciones mesoamericanas y que tiene hasta nuestros días.
Los que suscribimos, hacemos el compromiso de posicionar el amaranto como un grano estratégico para fortalecer la soberanía alimentaria de México.
Reconocemos que las instituciones de educación e investigación públicas en nuestro país cuentan con recursos humanos altamente capacitados y con amplia experiencia para poder impulsar la investigación e innovación como un eje transversal a lo largo de la cadena de valor, por lo que demandamos se canalicen los recursos públicos para el desarrollo científico y tecnológico hacia proyectos que aprovechen de manera sustentable y saludable los beneficios que ofrece el amaranto.
Impulsaremos y Fomentaremos el diseño y aplicación de recursos en programas de subsidio para producción primaria, transformación, distribución, comercialización y consumo del amaranto.
Fortaleceremos la economía regional por medio de la comercialización del amaranto a través de las estructuras preponderantemente de gobierno, a efecto de inducir el consumo interno.
Propiciaremos la inclusión del amaranto en los siguientes ordenamientos que se mencionan de manera general mas no limitativa con fundamento en el párrafo tercero del artículo cuarto constitucional que a la letra dice: “Toda persona tiene derecho a la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad. El Estado lo garantizará”
Ley General de salud
Ley de desarrollo rural sustentable
Ley de Desarrollo social
Dicha declaratoria fue suscrita por Mauricio del Villar Zamacona como Coordinador del Grupo de Enlace para la promoción del Amaranto en México y por l@s diputad@s federales Blanca Margarita Cuata Domínguez, Norma Xochitl Hernández Colín y Rodrigo Abdala Dartigues en representación del Grupo Parlamentario de Morena.
“Es momento en que el Amaranto retome el lugar de importancia que ocupaba en la época prehispánica y que los legisladores al igual que los diferentes niveles de gobierno lo reconozcan como un alimento y un cultivo estratégico que puede contribuir a mejorar las condiciones agrícolas, alimentarias y de salud por las que atraviesa el país”, manifestaron los integrantes del Grupo de Enlace para la Promoción del Amaranto en México.
Con información del Grupo de Enlace para la Promoción del Amaranto en México.
La economía es una estructura comunitaria. Cada decisión que tomamos con respecto a nuestro consumo de bienes y servicios, afecta la manera en que nos desenvolvemos como colectividad.
Consumir productos mexicanos es una forma de reforzar la economía interna, pero ese no es el único beneficio ligado a esta decisión. Pongamos sobre la mesa el hecho de que las pequeñas y medianas empresas son la médula espinal de la economía local. En ese sentido, no se trata de que dejes de consumir productos importados por completo, en tu día a día puedes intercambiar casi todas las cosas por sus versiones hechas en México y por pequeños productores o productores artesanales.
La calidad de lo Hecho en México
Hay bienes y servicios mexicanos de muy buena calidad y cada vez hay más opciones ligadas al comercio justo y sustentable con el medio ambiente. Al elegir lo hecho en México, y sobretodo al privilegiar con tu consumo aquellos productos mexicanos de mayor calidad, estás impulsando el perfeccionamiento de la producción nacional: a fin de cuentas contamos con el talento y la calidad de insumos suficientes para producir cosas con los más altos estándares de calidad. Así, al elegir productos mexicanos antes que los extranjeros, estas activando un engranaje que tiene consecuencias en múltiples niveles.
Comprar local es definitivamente más sustentable.
1. Transportar bienes es una forma de producir emisiones de gases de efecto invernadero que puedes evitar.
2. Al comprar local estás apoyando el consumo de materias primas locales. Así no se benefician solamente los que te venden, también las comunidades que explotan sus propios recursos.
3. Cuando compras local es mucho más fácil rastrear la historia de lo que estás consumiendo y puedes asegurarte de consumir productos que utilicen materias orgánicas, obtenidas sin dañar al medio ambiente y sin aprovecharse de los trabajadores o los dueños de de esas materias primas.
El consumo consciente como herramienta de conservación natural y cultural
México posee una desbordante riqueza natural y cultural, lo que se traduce en una vasta diversidad de insumos y técnicas de producción. Al comprar lo hecho en México, en especial lo generado por pequeños productores, apoyase esta diversidad y promueves su conservación –tanto de insumos naturales como de técnicas tradicionales.
Comprar local también es una forma de reivindicar tradiciones, creencias, símbolos y líneas culturales que se han estado abandonando para seguir la tendencia que dictan los mercados. Mientras que es muy relevante que al comprar local estás promoviendo una economía interna sólida, mucho menos vulnerable a las crisis, también estás reviviendo prácticas mexicanas que podrían estar al borde de desaparecer.
Distribución de la riqueza
Al comprar local no sólo estás apoyando a las PYMES y a los pequeños productores. Esto facilita una mayor distribución de la riqueza lo cual a su vez permite que más mexicanos vivamos en mejores condiciones económicas. Cuando compras local y, como criterio complementario, cuando compras a productores pequeños y artesanales, estás apoyando el movimiento de distribución equitativa de la riqueza económica.
Una forma sencilla de empezar a consumir mexicano,
Asegúrate de que todo lo que comas sea producido en México y que, si te es posible, sostenga la vida digna de otros mexicanos, y no dañe al entorno. Te invitamos a que también dediques una buena porción de tu consumo de alimentos en el mercado o en puestos callejeros, a pequeños productores, artesanos, es una forma de apoyar la vuelta al campo y, por lo tanto, la autosuficiencia alimentaria. En México las sociedades que son agricultores de tradición están decayendo, pero no es difícil traerlas de vuelta.