Los nuevos alimentos en la canasta básica mexicana: por una evolución de la alimentación
México tiene un increíble legado desde su tierra: una alimentación insuperable; muy saludable. El campo mexicano ha sido generoso desde hace milenios. Incluso en la antigüedad, cualquiera podía sobrevivir a base de alimentos altamente beneficiosos como el maíz, el chile y los nopales, a lo cual hay que sumar el placer de comerlos de miles de deliciosas formas. Nombrar estos alimentos, tan atractivamente culturales como necesarios en una dieta equilibrada, hace pensar lo obvio:
Es urgente que México recupere su educación alimentaria.
Sí, esa con la que este país se nutrió y creció a lo largo de los siglos.
La forma como nos alimentamos depende de la confluencia de muchos factores; entre ellos están las tradiciones del país que habitamos. Pero si los legados culinarios no se cuidan, y los ingredientes ancestrales no se promueven, la dieta de una nación entera puede ir degradándose paulatinamente. Este ha sido el caso de México, que durante décadas ha experimentado una colonización alimentaria, fruto principalmente de la empresa privada.
Esta nueva alimentación empaquetada nos ha posicionado entre los países con más casos de obesidad y diabetes, e inclusive nos ha orillado, ideológicamente, a olvidar el campo (y todo lo que implica esta problemática).
Sí, la alimentación mexicana actual no es la mejor de todas, pero sin duda retomar esos valores culinarios de nuestra cultura antigua nos puede ayudar a evolucionar nuestros hábitos, estilo de vida y por supuesto, nuestra salud y bienestar colectivo.
Por todo lo anterior, hoy queremos celebrar en Ecoosfera que la nueva canasta básica ha incluido alimentos más saludables y algunos más mexicanos.
El gobierno de México acaba de agregar 17 nuevos productos a la canasta básica para zonas de alta marginalidad, la cual incluirá importantes cultivos que sin duda evolucionarán la alimentación en México.
Los 17 nuevos productos en esta canasta básica son:
- Carne de res
- Carne de pollo
- Carne de cerdo
- Pan
- Huevo fresco
- Pescado seco
- Agua purificada para leche en polvo
- Deshidratado de Jamaica, tamarindo y horchata
- Complementos alimenticios
- Garbanzos
- Chícharos
- Gelatina
- Frutas y verduras
- Cacahuate
- Ajonjolí
- Amaranto
- Chía
¿De qué productos ya constaba esta canasta?
- Maíz
- Sal de mesa
- Frijol
- Avena
- Arroz
- Pasta para sopa
- Azúcar estándar
- Harina de trigo
- Harina de maíz
- Chocolate en polvo
- Aceite vegetal comestible
- Galletas Marías y de animalitos
- Atún
- Jabón de lavandería
- Sardina
- Jabón de tocador
- Leche en polvo
- Papel higiénico
- Chiles enlatados
- Detergente en polvo
- Café soluble
- Crema dental
Los 3 cultivos clave de la nueva canasta básica
Si bien se agregaron tres nuevos tipos de carne a esta canasta básica –lo cual no es tan buena noticia para el planeta–, lo cierto es que muchos de los nuevos alimentos en ella son una fuente de proteína vegetal, y podrían ayudar a transformar radicalmente la forma en la que nos alimentamos. Te decimos por qué.
Amaranto
Desde hace años, el amaranto ha sido alimento de astronautas, siendo cultivado en el espacio. Según la ONU, es una de las mayores fuentes de proteína de origen vegetal, e indudablemente ha sido clave tanto para el aporte nutricional de generaciones enteras como en la creación de soberanía alimentaria en decenas de países del continente. Por eso, en octubre de 2018 se realizó en Puebla el Primer Congreso Mundial del Amaranto, a partir de lo cual se discutió la importancia estratégica de este cultivo, así como la necesidad de revalorizar la vida campesina y lo que significa para nosotros.
Ajonjolí
El ajonjolí es otra fuente de proteína, pero también es un potente antioxidante debido a sus altos niveles de fitoesteroles. Además, es ampliamente producido en México, lo que beneficiará a muchos pequeños y medianos productores de estados como Guerrero y Oaxaca –cuyos mayores clientes son, por ahora, algunas marcas de shampoo–.
Chía
Pocos lo saben, pero este cultivo era muy apreciado por las culturas prehispánicas. En los últimos tiempos ha cobrado relevancia, ya que su potencia nutricional es enorme. La chía contiene altísimos niveles de omega 3, hierro, fibra y proteína. Por eso la chía se usa, entre otras cosas, para mantener el peso correcto, ya que además proporciona saciedad. Y es muy fácil de incluir en una gran variedad de platillos.
Y por supuesto, las frutas y las verduras…
Sin duda, la alimentación en México evolucionará…
Que estos cultivos ancestrales hayan sido agregados a la canasta básica –la cual distribuirán las tiendas de la Seguridad Alimentaria Mexicana–, no sólo es una forma de resguardar nuestras tradiciones y nuestro patrimonio alimenticio. También es una forma de ampliar la conciencia colectiva sobre nutrición y promover nuevos y mejores hábitos.
Además, incluir cultivos como el amaranto puede ayudar a promover una ruralidad moderna, la cual haga atractiva la vida campesina para las nuevas generaciones en México. Esto, de acuerdo con la ONU, es clave para un futuro sustentable. Y no sólo en nuestro país, sino en el mundo.
Pero queda pendiente que esta ampliación alcance también a la canasta básica del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Esta canasta consta de 82 productos y es realizada a partir de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares. No incluye amaranto, chía ni ajonjolí, lo cual demuestra que la mayoría de la población no consume estos superalimentos (y eso debe cambiar).
* Imágenes: 1) Puente México; 2, 3) CC; 4) Flickr treehouse1977
El mezcal, el tequila y el cacao: alimentos mexicanos que podrían desaparecer junto con las abejas
El desequilibrio ambiental y el radical cambio climático que, según la ONU, será irreversible para el año 2030 si no hacemos nada ahora, puede significar nuestra extinción en el largo plazo. Pero en el corto plazo, esto puede dejarnos sin nuestros alimentos favoritos. Y es que el 80% de las plantas silvestres y el 70% de los cultivos dependen de la polinización y –¡oh, sorpresa!– nuestras principales polinizadoras, las abejas, están muriendo.
En una investigación realizada por científicos de la UNAM se concluyó que alimentos clave en la tradición culinaria mexicana, como el mezcal, el tequila, el cacao, el café, el chile y el frijol están en riesgo de desaparecer. O por lo menos, de escasear severamente en poco tiempo.
Según dijo César Domínguez Pérez-Tejada, director general de Divulgación de la Ciencia, durante la ceremonia de apertura de la exposición Vínculos invisibles. Polinizadores y biodiversidad, en Universum, 236 especies de plantas que nutren a la especie humana dependen de la polinización –realizada por abejas, avispas, mariposas y murciélagos, entre otros– y otras tantas, que se utilizan tanto en la medicina tradicional como en la farmacéutica, también están en riesgo.
El patrimonio culinario y nuestra medicina tradicional están en riesgo.
Esto nos pone a pensar en el riesgo en el que, en todo el mundo, la crisis ambiental está poniendo a la nutrición humana. Y también al peligro inminente de extinción en el que se encuentran decenas de tradiciones culinarias. Y ni hablar de todas las costumbres que rodean a la alimentación. Entre las bebidas que están en riesgo, el café, el tequila y el mezcal son tres que son indispensables para cientos de rituales. La extinción de las abejas será, así, la extinción de muchas de nuestras costumbres. Y, lamentablemente, en México las abejas se están extinguiendo a un ritmo vertiginoso: según investigadores de la UNAM, hemos perdido 1,600 millones de abejas en sólo 4 años.
Casos paradigmáticos
¿Tendremos que resignarnos a polinizar a mano? Parece que así será la distópica agricultura del futuro. No obstante, esto no sería nuevo, pues lamentablemente ya ha pasado.
En el suroeste de China, los cultivos de manzana y arroz vivieron una peculiar crisis. Ésta fue consecuencia de una sobredosis de plaguicida sobre los cultivos, lo que no sólo extinguió a las plagas, sino a las abejas. Esto orilló a los campesinos a polinizar ellos mismos cada planta de manera manual, una por una. Esto demuestra que la extinción de abejas, avispas y otros polinizadores podría trastocar la agricultura desde su técnica misma, afectando la productividad y provocando que cada vez haya menos alimentos disponibles. Eso, por supuesto, en caso de que distópicamente se aplicaran a nivel mundial las mismas técnicas improvisadas que se aplicaron en China debido a la negligencia de la industria alimenticia.
Sea como sea, el panorama es desolador, y seguramente implicará que la alimentación como la conocemos cambie radicalmente si no hacemos nada. ¿Quién diría que la crisis ambiental afectaría incluso a nuestro paladar?